Los Orígenes de las Residencias de Clínica Médica en Argentina

Publicado en por Residencia Clínica Médica Hospital Rivadavia

      El antecedente más cercano lo constituye la institución del internado, instaurada en Francia a comienzos del siglo XIX. Para acceder a sus cargos, los candidatos a internos debía pasar por difíciles concursos teórico-prácticos, ya que sólo el diez por ciento de los alumnos llegaban a alcanzar esa codiciada posición, que permitía una formación profesional de primer nivel. Durante cuatro años el interno pasaba la mayor parte de su tiempo en el hospital. Durante la mañana examinaba los pacientes que ingresaban al servicio, a fin de presentarlos al jefe de sala. Después del mediodía, el interno hacía una segunda recorrido visitando a los enfermos, y durante las veinticuatro horas aseguraba la atención médica de los internados.

       En Buenos Aires se implantó el internado en todos los hospitales municipales, ya que la mayor parte de los médicos a cargo de la organización sanitaria de la ciudad se habían perfeccionado en Francia, y conocían las bondades del internado en la formación práctica de los futuros galenos.
        El sistema de residencias médicas tal como lo conocemos en la actualidad se originó en Norteamérica, en el hospital Johns Hopkins de la ciudad de Baltimore, asociado a la Facultad de Medicina del mismo nombre, a la que el educador Abraham Flexner (1866-1959) consideró como la primera escuela de medicina norteamericana de tipo genuinamente universitario.

         Como resultado de la iniciativa del Dr.T. Padilla, en el año 1944 y en el marco de la Cátedra de Semiología del Hospital de Clínicas, se crean los primeros cargos de residentes del país. Y, lo que fue inicialmente un ensayo adoptó luego un carácter definitivo el 2 de Diciembre de 1952 cuando el Consejo Directivo de la Facultad de Medicina sancionó una ordenanza que fue aprobada por el Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires el 3 de junio del año siguiente. El horario de trabajo se extendía entre los 8 y las 12 y las 15 y 19 horas. El médico residente estaba a cargo, después del mediodía, de la asistencia de los setenta enfermos internados y vivía en el hospital, disponiendo de un dormitorio en el segundo piso del Instituto y pudiendo almorzar y cenar en el Pabellón de Practicantes del hospital.

                  A mediados de 1958, a iniciativa del Dr. Eduardo Braun Menéndez comenzaron una serie de conversaciones que culminaron con la fundación del Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC) , entidad que tendría por tarea primordial la iniciación de un sistema de Médicos residentes financiado con fondos particulares, que funcionaría en la Sala XX del Hospital Rivadavia. El cargo de Asesor docente y científico del Centro, fue ofrecido y aceptado por el Dr. Eduardo Braun Menéndez el día 16 de enero de 1959, pocas horas antes de su trágico fallecimiento. Posteriormente, el Dr. Bernardo A. Houssay es quien ocupó dicho cargo.
                   La duración de las residencias era de entre dos y tres años. Las mayoría de las residencias eran financiadas por el Estado, aunque en el caso del CEMIC y, en parte, en el del Instituto de Cardiología, había aportes privados para sostener las residencias.
                    La resolución del ministerio de Asistencia Social y Salud Pública de la Nación 1778/60 recogió la experiencia de las primeras residencias y dispuso adoptar el “sistema de Residencia Médica Hospitalaria” para los establecimientos asistenciales dependientes de dicho ministerio.
           A mediados de la década de 1960, el sistema de residencias estaba afianzado.
             En 1985 el Honorable Consejo Deliberante De la Ciudad de Buenos Aires sanciona con Fuerza de Ley la ORDENANZA N° 40.997/85 (G.C.B.A.) Sistema Municipal de Residencias del Equipo de Salud. Las residencias en su conjunto se incorporan al Sistema Municipal de Salud.

 

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